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Wednesday, March 24, 2021

Need A Hug? (¿Necesitas un abrazo?)

The last year has been one of so much loss…. Many people have lost loved ones. Many have lost jobs. Some have lost homes. Others have even lost hope. 

Loss leads to grief. And grief is a strange thing. 

 

That’s probably because we weren’t originally designed to ever experience grief. God created us for a perfect world...but then Adam & Eve sinned, so then death came, and then grief followed death. Maybe that’s why grief feels so foreign no matter how many times we experience it.

Each person experiences grief differently.

I cried more tears as an adult when my horse died than I cried as a child when my father died. Obviously I’ve grieved more over the years for my father, but the shock and pain over my horse’s death was stronger somehow.

A friend of mine who lost her five-year old son said it was two years later that the grief finally hit her like a semi truck. Just when those around her thought she’d be mostly recovering from her grief, she was only beginning with it.

You probably have your own strange story about grief.

This blog post isn’t the definitive word on grief or an answer for any particular facet of grief. This post is simply intended to be a hug today…to let you know you’re not alone. 

 

Whatever you’re grieving, however you’re processing your grief, however long you’ve been grieving – you’re ok. You are not strange. Grief is strange, yes, and it affects us in all kinds of strange ways, but it is not who we are. It is something we experience. And though we may grieve in different ways, we share the common experience of grief. So we can comfort each other regardless of our different circumstances.

Jesus said in Matthew 5:4, “Blessed are those who mourn, for they will be comforted.”

If you’re in need of comfort, I hope you receive the hug I’m sending you today.

 

You are not alone. 

You are ok, in the midst of the pain, because Jesus is holding you. 

And according to Jesus, you are blessed.

“Surely our griefs He Himself bore, And our sorrows He carried; Yet we ourselves esteemed Him stricken, Smitten of God, and afflicted.” –Isaiah
 53:4 (NASB)


¿Necesitas un abrazo? 

 

Este último año ha sido de muchas pérdidas…. Mucha gente ha perdido a sus seres queridos. Muchos han perdido sus trabajos. Algunos, sus hogares. Otros incluso la esperanza. 

 

La pérdida conduce al dolor. Y el dolor es algo extraño. 

  

Probablemente se deba a que originalmente no fuimos diseñados para experimentar el dolor. Dios nos creó para un mundo perfecto...pero luego Adán y Eva pecaron, entonces vino la muerte, y luego el dolor siguió a la muerte. Quizás por eso el dolor se siente tan extraño sin importar cuántas veces lo experimentemos. 

 

Cada persona lo experimenta de manera diferente. 

 

Lloré más lágrimas como adulta cuando murió mi caballo que cuando murió mi padre cuando yo era niña. Obviamente he llorado más a lo largo de los años por mi padre, pero la conmoción y el dolor por la muerte de mi caballo fueron más fuertes de alguna manera. 

 

Una amiga mía que perdió a su hijo de cinco años dijo que dos años después el dolor finalmente la golpeó como un camión. Justo cuando los que la rodeaban pensaban que se estaba recuperando en la mayor parte de su dolor, ella sólo estaba comenzando con ése. 

 

Probablemente tengas tu propia historia extraña sobre el dolor. 

 

Esta publicación no es la palabra definitiva sobre el duelo ni la respuesta a ninguna faceta particular del mismo. Está destinada simplemente a ser un abrazo hoy...para que sepas que no estás solo.   

 

Independientemente de lo que estés sufriendo, sin importar cómo estés procesando tu dolor o cuánto tiempo hayas estado de duelo, está bien. No estás loco. El dolor es extraño, sí, y nos afecta de muchas formas extrañas, pero no es quienes somos. Es algo que experimentamos. Y aunque podamos sentir el duelo de diferentes maneras, compartimos la experiencia común del mismo. Así que podemos consolarnos unos a otros independientemente de nuestras diferentes circunstancias. 

 

Jesús dijo en Mateo 5:4. “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” 

 

Si necesitas consolación, espero que recibas el abrazo que te envío hoy. 

 

No estás solo. 

Estás bien en medio del dolor porque Jesús te sostiene. 

Y según Jesús, eres bendecido. 

 

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido.” -Isaías 53:4

 

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